De la militancia política al tablero de ajedrez de la UPR

Movimientos Estratégicos en el DECEP

El Juego Político en la UPR

No es secreto que, acercándose el año electoral en Puerto Rico, tanto los políticos como los militantes de los partidos comiencen a hacer movimientos en el tablero del ajedrez político. Durante los primeros tres años del cuatrienio, unos y otros, rojos o azules, ocupan puestos de confianza o puestos de militancia y cuando se empiezan a acercar la carrera electoral, tanto los peones, los obreros como los reyes del tablero, comienzan a hacer sus movimientos estratégicos para garantizar su permanencia en la esfera gubernamental.

 

¿Y cuáles son esos puntos estratégicos para comenzar a resguardarse del oponente?

Las agencias de gobiernos y las corporaciones, entre ellas la Universidad de Puerto Rico.Muchas son las preguntas que nos hacemos cuando vivimos fuera del tablero de ajedrez como, por ejemplo:

      • ¿Por qué huyen los peones?
      • ¿Cuáles son las amenazas hacia los obreros?
      • ¿Por qué estos militantes terminan ganando mejores puestos y salarios que los empleados de carrera?
      • ¿Cómo logran esconderse en el tablero de ajedrez para que no los identifiquen?

 

Estas preguntas tienen respuestas y las encontramos en las diversas oficinas de las agencias y corporaciones del gobierno. En la Universidad de Puerto Rico también existe un gran nicho para estos migrantes de la política. Se llama la División de Educación Continua y Estudios Profesionales, mejor conocida como DECEP. Una unidad paralela a la Universidad, que en unos recintos trabaja muy bien y en otros son los tentáculos de la política, como es el caso de Río Piedras. Es el escondite perfecto para los militantes que esperan al asecho por un puesto político, pero no están dispuestos a perder el sustento de sus familias. Estos peones logran posicionarse en los mejores puestos. Se les llama puestos de confianza.

¿De la confianza de quién?

¿De los que pagamos las contribuciones para tener la mejor universidad del pueblo o de la confianza de los políticos?

Pues esta unidad paralela a los recintos que carecen de tantas cosas tiene sus propias normativas muy distantes de las que regulan a los recintos. Se puede dar el lujo de pagar salarios astronómicos a sus obreros y peones por dar un servicio académico de buena calidad, pero muy distante de la rigurosidad y alcance de los cursos académicos de los recintos. Mientras un profesor con doctorado gana $2,043 por un curso de un semestre en un recinto, en la DECEP, el mismo profesor puede ganar por un curso de la misma duración y muy parecido si no el mismo, $4,500 por semestre. Claro, como el modelo empresarial es sobre la base de lo auto liquidable, el curso debe tener una cantidad mínima de estudiantes. Si son menos estudiantes le pagan un poco menos al profesor. En el caso de los Programas Académicos de los recintos, si los cursos no llenan sus cupos, es decir, la cantidad necesaria de estudiantes para hacerlo auto liquidabe, el curso es eliminado por lo tanto el profesor se queda sin ofrecerlo.

Cuando buscamos el organigrama de la DECEP de Río Piedras, observamos que hay una carencia de transparencia organizacional y fiscal, y que en el mismo no aparecen todos los que son, “porque no todos los que están son, ni todos los que son están”.

¿Qué quiere decir?

Que por fin llegamos a la comadreja, donde se esconden los peones políticos detrás de los puestos de ayudantes especiales (porque no existen) y puestos ejecutivos con salarios de $85,000-$90,000. Para que un profesor llegue a ganar un salario como este en un recinto tienen que pasar muchos años, y muchos esfuerzos para que se logre. Estos ayudantes especiales son aves de pájaro, sin ningún compromiso que no sea de interés político. Son reclutadores políticos, funcionarios de colegios electorales, la masa crítica de los partidos y que en la DECEP sobrevuelan por debajo del radar.

No pasan por las convocatorias de empleo rigurosas y competitivas, requeridas por el reglamento de la Universidad a todos los recintos del sistema. Y al final del camino, son empleados de la Universidad de Puerto Rico sin haber cumplido con la reglamentación a la que se somete al resto de los empleados de la Universidad y con beneficios que poco probable tenga un profesor de carrera. ¿Es justo mantener una unidad paralela a la UPR que sirve como estrategia del juego político? No, no lo es y merece transparencia y auditoria.